martes, 23 de abril de 2013

Maratón Atlántica - Coruña 21 de abril de 2013

Con menos dolor en las piernas que hace dos días y algo de congoja aún en el corazón. 48 horas después de acabar el maratón de Coruña, aún sigo dándole vueltas a la cabeza para comprender y asimilar qué pasó.


Tres años después de mi último MAPOMA, decidí volver a la distancia de Filípides, pero esta vez en la segunda edición del maratón en Coruña. He vuelto a correr con cierta constancia, he programado mis entrenamientos y estoy siendo muy respetuoso con ellos, así que todo apuntaba bien.

Y ahí estaba yo, el 21 de abril a las 8:30 de la mañana, esperando que dieran el pistoletazo de salida para lo que iba a ser mi octava participación en la distancia. Después de un minuto de silencio en homenaje y recuerdo a las víctimas del atentado de Boston de hace seis días comienza la carrera.

Salida tranquila, muy tranquila. Aunque somos muchos (creo que 1000) no tiene nada que ver con esas salidas multitudinarias del MAPOMA. Enseguida se puede coger el ritmo.

Mi primera sensación es cuánto me pesan las piernas. Pienso en la tarde de ayer, visitando el acuario con mis hijos y mi mujer. Yo sé que lo lógico habría sido estar tranquilo, sentado, descansando, pero han venido a Coruña conmigo para disfrutar, y no les puedo negar esa visita a la casa del mar.

De todos modos, en un par de kilómetros he cogido un buen ritmo. Conforme al plan.

La primera mitad de la carrera transcurre con normalidad, aunque noto ciertas molestias en la pierna izquierda, a las que no quiero hacer mucho caso para no agobiarme. Si consigo conservar este ritmo acabaré en 3:30, ese es mi plan A, todo un sueño, aunque no olvido que lo normal es que baje en la segunda mitad, con lo cual tendré que pensar en el plan B, y si me voy a 3:40 pues tan contento, con tal de hacer menos del 3:43 que tengo en MAPOMA, yo feliz.

Comparto unos kilómetros con Pipe, de Esprintes Ourense, y con Sonia, de Lombis-Vigo, y un compañero suyo que ha venido a tirar de ella hasta la media. Al llegar a la media maratón el compañero de Sonia dice que nos deja.

Sonia me dice que va bien, pero que tiene ciertas moelstias que espera no le den guerra. “Vaya”, me digo, todos andamos igual”.

Y así llego al kilómetro 25, en el que empiezo a notar que necesito bajar el ritmo. La parte posterior del muslo izquierdo empieza a avisarme con unos pinchazos. No quiero ni pensar en que pueda llegar a dolerme más. Me despido de Sonia y le deseo suerte. Yo tengo que bajar, quiero llegar, y quiero llegar en condiciones. No tiene sentido forzar más.

En el kilómetro 28 empieza la tercera vuelta. Ya he dado dos vueltas al circuito, lo conozco, sé lo que me espera, sólo tengo que aguantar.

En el kilómetro 30 me doy cuenta de que estoy empezando a larvar pensamientos negativos. Sé que ya no voy a conseguir hacer 3:30, así que paso al plan B, pero también recuerdo que es el kilómetro donde tuve que abandonar en el maratón que corrí en 2008. Y sé que a partir de aquí, en cualquier esquina, en cualquier curva, en cualquier cuesta, se encuentra el hombre del mazo, dispuesto a darme un buen golpe y dejarme tirado en la cuneta.

Camino del kilómetro 34 hay un pequeño repecho, una pequeña cuesta, pero llego tocado, me empieza a doler el gemelo, la rodilla me avisa, se levanta viento en contra, aparecen más pensamientos negativos, me viene a la cabeza la idea de parar… NOOOOOOOO, me grito, SIGUE Y NO PARES.

Hago la subida de Riazor sin convicción, vencido mentalmente, cojeando. Y antes de llegar al 35 la pierna me dice que hasta ahí, que ya está bien, una mezcla de dolor, calambre, punzada, me recorre la pierna, desde el glúteo hasta la rodilla. Se acabó, ahora sí, tengo que parar un poco.

A partir de ahí, kilómetros eternos de dolor, de sufrimiento mental y físico, lágrimas, gritos…. Pero también la DECISIÓN de acabar. Ya que estoy aquí, ya que he llegado aquí, aguanto.

Alterno caminar con trote, cada vez que echo a andar hay alguien de la organización que me pregunta qué tal estoy. La respuesta es siempre la misma: JODIDO, PERO BIEN.

36. 37. 38. 39. 40…

Y 41. La llegada a este kilómetro cambia todo. No sé de dónde, pero salen fuerzas. Estoy “al lado” de la meta, a punto de acabar este sufrimiento, hay mucha gente animando, todo el mundo aplaude, grita, el calor humano es impresionante… y sobre todo, en cualquier sitio pueden estar Gloria y los niños. Hago el último kilómetro emocionado. En el kilómetro 42 hay una persona que me dice algo así como “ánimo, ya estás aquí, estos últimos metros son para disfrutarlos, son tus metros de gloria”. Y claro, le digo que sí, que son los metros de Gloria, porque a ella se los dedico mentalmente.

Y podría haber hecho mejor marca, pero ahí estaba ella, a 100 metros del final, así que me paré, le hice una peineta a la meta y le di un beso a mi mujer.

Y después ya sí, entré, con los brazos en alto.

3:54:55


Maratón, te he vuelto a vencer. De mala manera pero te he vuelto a vencer. Te he visto los colmillos, y me has golpeado con saña, pero te he vuelto a vencer. Estoy roto, pero te he vuelto a vencer. Amarga victoria, pero victoria al fin y al cabo.

Y por supuesto….
PENSANDO EN EL AÑO QUE VIENE

martes, 9 de abril de 2013

Dudas, miedos y certezas


Me asaltan las dudas.

¿Habré hecho suficientes kilómetros?

¿No me habré quedado corto en las tiradas largas?

¿Habré hecho pocas series?

No debería haber tomado aquella cerveza

No debería haber comido ese chuletón

Sueño con el maratón

Sólo hablo del maratón

Consulto meteogalicia cada 5 minutos

Me duelen los gemelos

Siento un pequeño dolor en la zona lumbar

Calculo continuamente ritmos y tiempo de paso


Si, estoy preparado para el maratón



martes, 26 de marzo de 2013

XIV Vig Bay - 17 marzo 2013



Un ojo puesto en Meteogalicia y otro ojo puesto en el maratón de Coruña del 21 de abril.

Así transcurrieron los días previos a la XIV edición de la Vig Bay.

El primero porque vivimos una semana previa de frío, lluvias, vientos, granizo, inestabilidad atmosférica… vamos, todas esas inclemencias del tiempo que a veces tan difícil nos hacen salir a correr. Así que cuando el domingo me levanté para ir hasta Vigo y vi el tiempo que hacía no me lo podía creer. Un sol radiante, apenas viento, cielo claro… un verdadero milagro

Así que de lo único que tuve que preocuparme fue de hacer la carrera decentemente, utilizando esos 21 kilómetros como preparación del maratón.

En la línea de salida más de 4000 personas dispuestas a disfrutar de una de las mejores medias que conozco, y antes del pistoletazo, tuve oportunidad un año más de hacerme una foto con los compañeros del CARMA.

Este año cambió un poco el recorrido. Debido a la cantidad de inscritos y para evitar que la cabeza de carrera pillase a los más rezagados, este año no se dieron vueltas en Samil, sino que la carrera salió lanzada directamente camino de Baiona.

Dado que desde que dieron la salida tardé más de minuto y medio en pisar la alfombra, pude comprobar la cantidad de gente que estábamos allí dispuestos a cumplir nuestros sueños una vez más. Unos buscando marca, otros simplemente acabar, y todos disfrutar.

Mi planteamiento desde el principio fue utilizar la carrera para probar el ritmo que quiero llevar en el próximo maratón de Coruña, así que me dividí la carrera en 3 tramos, de tal modo que cada 7 comprobaría los tiempos, y aceleraría o echaría el freno, en función de cómo fuera.

Los primeros 7 kilómetros los hice tal cual tenía pensado, a 4:55 el kilómetro, ritmo que debería mantener en el maratón para conseguir 3h 30m . Y claro, me sentía tan cómodo, rodeado de gente corriendo, el tiempo tan bueno, tan buen ambiente… que decidí apretar un poco (un poco ¿eh?), con tranquilidad para comprobar cómo eran las dos nuevas variaciones en el recorrido.


Me tuve que parar para que una amiga me hiciera la foto

En Playa América no noté mucho esa pequeña variación. Donde sí lo noté fue en la llegada al monte lourido. Es un sitio muy bonito, corriendo por unas calles nada anchas, entre árboles, pero con unas cuestas sube-baja que… no fue muy duro, pero desconocía el terreno, así que fui un poco conservador.

Eso sí, al salir de allí ya era todo terreno conocido, volvía a ser el recorrido de la Vig Bay que siempre he corrido, y me veía con fuerzas, y con ganas, así que aproveché esos 5 kilómetros que me quedaban para subir el ritmo.


Saliendo de Monte Lourido. Foto cortesía de Xandra


Y a partir de ahí es donde mejor me sentí.

No es que esté en mi mejor época, y siempre he sido un trotón, pero la sensación de ir rápido, adelantando gente, subiendo el ritmo, bajando el tiempo medio… llegué a la meta en Baiona con fuerzas, haciendo un tiempo de 1:40:50, y como siempre (pero esta vez más) con la sensación de que podía haberlo hecho mejor.

Pero esto era sólo una tirada larga, rodeado de más de 4000 atletas, y ahora sí, con los dos ojos puestos en el maratón de Coruña del 21 de abril

lunes, 25 de febrero de 2013

50 COSAS EN LAS QUE PIENSAS CUANDO CORRES

1. En la distancia que llevas recorrida
2. En la distancia que te queda
3. En el tiempo que llevas corriendo
4. En el tiempo que calculas que te queda
5. En la velocidad (como algo subjetivo, qué rápido)
6. En los cálculos distancia/tiempo (como dato objetivo, vaya mierda)
7. En el kilómetro (qué largos son algunos)
8. En los demás corredores
9. En la gente que te anima
10. En los que están mirando y no animan
11. En la gente que quiere cruzar y no puede
12. En los policías municipales, que no les dejan cruzar
13. En el recorrido y las calles por las que pasas
14. En las calles por las que vas a pasar
15. En otras veces que has pasado por esas calles
16. En la familia
17. En la familia del que trazó el itinerario (sobre todo en las cuestas)
18. En canciones de la mili (ideales para subir esas cuestas)
19. En lo que queda para el siguiente avituallamiento
20. En los pies (los propios)
21. En las rodillas (las propias)
22. En las caderas (las propias)
23. En los culos y las espaldas (de l@s demás corredor@s)
24. En los miedos personales relacionados con la carrera (dolores, lesiones)
25. En si te dará la tan temida pájara
26. En si tendrás ganas de mear, o mucho peor
27. En la respiración 28. En la manera de pisar
29. En el ritmo
30. En situaciones difíciles de tu vida (y cómo las superaste)
31. En situaciones placenteras de tu vida (y cómo las disfrutaste)
32. En el primer polvo (o sea, la 30 y la 31)
33. En el último polvo (el que echaste)
34. En las cuentas del piso
35. En ese nuevo proyecto para el trabajo
36. En tu jefe
37. En alguna fantasía sexual (¡¡nooooo, nunca con tu jefe!!)
38. En el maratón
39. En si al final lloverá, porque esas nubes...
40. En el tabaco (y qué bien hice en dejarlo)
41. En la cerveza (y qué bien haría dejándola)
42. En que tienes que perder un poco de peso
43. En que no tienes por qué perderlo, si así estás bien
44. En que cuando vas por la mitad de la carrera, hay gente que ya está acabando
45. En elegir a alguien para seguirle y que tire de ti (aunque él no lo sepa)
46. En ir cambiando ese alguien cada 3 minutos
47. En comparaciones con otras carreras
48. En momentos de debilidad y flaqueza
49. En estrategias mentales para superar esos momentos
50. Y en definitiva, en cualquier cosa que te sirva para no plantearte continuamente que estarías mejor en casa y que quién coño te mandaría a tí meterte en estos follones.

miércoles, 21 de marzo de 2012

VOLVER

Aquí está de nuevo el Guadiana de los blogs.

En la entrada del 6 de septiembre comentaba que volvía a estudiar la oposición, y de que me convencía de que “sí, este año sí que sí”.

Pues bien, estudié, sufrí y aprobé.

Han sido muchos meses de salir a correr cuando podía, un día sí, cinco no, pensando en las pruebas físicas (es que es una oposición muy completita) y cuidándome para no lesionarme... perreando, vaya.

Pensé que ya no tenía excusas para volver a entrenar seriamente.

Y te encuentras con la realidad (que no es dura, pero es real)

Tantos meses sin llevar a los niños a la piscina y demás extraescolares que ahora les tengo que llevar a todas. Tengo las tardes tan ocupadas como ellos.

El pequeño, que aunque no da guerra, sigue exigiendo dedicación casi exclusiva de uno de los dos progenitores (sobre todo a la hora del baño y la cena), con lo cual el otro se ha de ocupar de los mayores.

La casa, la compra, los quehaceres….

Y por si fuera poco me meto en una asociación cultural para seguir tocando la gaita. Más horas a la agenda.

Así que aquí estoy. Levantándome a las 6 de la mañana para poder dedicarme a mí, a este vicio que cogí un día y que tanto me gusta. Pasando frío, haciendo de tripas corazón para no quedarme en la cama esos 5 minutitos más que pueden suponer el quedarte dormido y no salir a entrenar.

Pero feliz, muy feliz de poder disfrutar otra vez de mis queridas zapatillas, de oir el sonido de mis pisadas en el silencio de la ciudad, de cruzarme con otro par de chalados que madrugan tanto o más que yo para salir a correr.

Y este domingo, la Vig Bay




Y, por supuesto, como también prometí en aquella entrada del 6 de septiembre…. volver a intentar levantar este blog. (Que sí, que soy capaz, de verdad)

lunes, 12 de septiembre de 2011

CARRERA ANDAR E CORRER – BAIONA –21 agosto 2011

La verdad es que esta carrera tenía algo muy especial para mí. Después de casi 6 meses volvía a ponerme la camiseta del CARMA, la mítica negra. Han sido 6 meses en los que he tenido que cambiar las zapatillas por los biberones, los dorsales por pañales, y los horarios de entrenamientos por horario de tomas. Así que después de una moderada vuelta a los entrenamientos durante este verano y con la vista puesta en alguna de las “clásicas”, me decidí a volver a la competición con esta sugerente prueba en Baiona.




Fue una gozada volver a encontrarse con los compañeros del CARMA y volver a hacerse esa foto de grupo (¿o es mejor decir de equipo?) que luego guardo en el disco duro y que de vez en cuando me gusta volver a mirar para recordar esa carrera. Para la foto estuvimos Tara, Tartarugo, Safardatxo, Canido, Cacho, Beauvais y un servidor, aunque luego pude ver también a Pasitos, Fran Mallo, Toñito y Miguelbm. En la foto también estuvo Bruno, sin duda futuro digno fichaje del CARMA.

Las sensaciones al salir fueron tremendas. Echaba mucho de menos los aplausos antes del pistoletazo, los buenos deseos de la gente, las bromas, el sonido de las zapatillas en el asfalto. Me sentía bien, muy bien. Y ahora…a disfrutar de Baiona.



Las primeras cuestas no me pillaron de sorpresa. Algo había oído, algo comentaba la gente sobre una cuesta bastante dura, exigente… Me lo tomé con tranquilidad. Tanta que en un momento dado alguien me dio un toque por la espalda y me dijo : “despierta”. Eran Canido y Miguelbm. Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me acordaba de que estaba en una carrera, y que se supone que hay que esforzarse un poquito ¿no?. Me desperté, me reí e intenté seguirles. Y lo conseguí, vaya si lo conseguí. Les seguí durante el resto de la carrera (¿A qué distancia? Ni idea, pero juro que iban por delante de mí).



Yo iba bien de todos modos. Y de repente aquello que empieza a picar para arriba, y empieza la cuesta, y sigue, y sigue… ahora sí que lo único que se oye son las zapatillas. No hablamos, nadie habla, sólo la gente que está a los lados de la carretera, que nos anima, nos aplaude, nos dan agua con las mangueras desde sus casas.



Hace calor. Mucho calor. Alguien dice que llegamos a los 32 grados.
No sé lo que duró la subida. No sé el tiempo que me llevó hacerla ni cuánto medía. Aunque llevo mi Garmin no quise mirarlo. Sí pensaba que menos mal que no acostumbro a correr con pulsómetro, porque en ese momento lo habría reventado (o me habría asustado al mirarlo).
De todos modos, aunque la cuesta no terminaba nunca ahí seguía yo, al tran tran, sin preocuparme, poquito a poco. Y acabó, como suele ocurrir.


Y a partir de ahí, bajada.



Una bajada bonita. Me gustó, sobre todo porque a partir de ahí ya conocía el terreno. Y al llegar a la orilla del mar me empecé a ver con fuerzas, sabiendo que quedaba poco y que iba bien, aceleré y empecé a adelantar gente (al menos es la sensación que tengo).


Y una vez más me ocurrió lo que tantas veces, que la carrera se acaba y me quedo con la sensación de que está muy bien, pero que podía haberlo hecho mejor. No importa, estoy feliz. He vuelto a las carreras, he vuelto a la competición.
E igual que siempre, antes de cruzar la meta repito como un mantra los nombres de mi familia. ¿Cómo siempre? No. Ahora además de Gloria, Yago y Pablo, digo el nombre de Óscar, y les dedico mi carrera.
Y qué tontería, me emociono.

martes, 6 de septiembre de 2011

9 MESES

Mira que da tiempo a hacer cosas en 9 meses:

• Escribir en un blog
• Dejar de escribir
• Estudiar una oposición
• Presentarte a la oposición
• Aprobar pero sin plaza (o sea, suspenderla)
• Deprimirte
• Levantar el ánimo
• Tener un hijo
• Dar muchos, pero que muchos biberones
• Volver a hacer punto de cruz
• Dejar de entrenar
• Estudiar portugués
• Irte de vacaciones
• Ganar 4 kilos (y no en la primitiva precisamente)
• Volver a estudiar la oposición para el año que viene y convencerte de que “sí, este año sí que sí”.
• Retomar los entrenamientos
• Empezar a apuntarte a carreras

Y, por supuesto, volver a intentar levantar este blog.